martes, 1 de febrero de 2011

LA MELCOCHA

En los bares de las escuelas vendían melcochas en barra. Las abrías y los dedos se te ponían melosos, pero era inevitable no chuparte los dedos, porque...hay que ser sinceros, las melcochas eran deliciosas. Uno se hacía adictivo con su sabor. Claro eran duras, se te pegaban en los dientes, pero cuando se deshacían en tu boca pues el sabor era infinito. Querías más y más, era una droga de la cual no podías salir.

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